El miedo de los niños y las influencias externas

Si tu hijo sufre por algún miedo es muy importante que le transmita tranquilidad, seguridad, y le ayude a superar a sus miedos con mucho cariño y comprensión. De una forma general, los miedos suelen aparecer en niños de edad comprendida entre los 3 y los 6 años de edad.

La psicóloga Silvia Alava, especialista en Psicología Infantil, del Centro Álava-Reyes Consultores, nos explica cuándo los miedos de los niños son un motivo de preocupación y cómo podemos ayudarles a superarlos.

Las influencias externas en los miedos de los niños

¿Qué influye en la adquisición de los miedos de los niños?

Hay muchas diferencias individuales. Tenemos que tener mucho cuidado con lo que ven nuestros hijos. Nosotros podemos considerar que una determinada película o dibujos son aptos para los niños, porque pone que son para su edad y se los podemos dejar ver sin problemas. Sin embargo, luego hay niños que un determinado monstruo o vampiro que salía por allí en los dibujos o en la película, les genera mucho miedo e inseguridad. No olvidemos que cuando son pequeños, les cuesta mucho distinguir entre la realidad y la ficción, así que cuidado con lo que ven los niños.

¿Qué otros aspectos debemos cuidar también hablando de miedos?

Cuidado también con los comentarios que oyen. Resulta que oímos que a no se quién le han robado y lo comentamos varios adultos diciendo ‘Fíjate, qué faena, entraron en casa’. Y no nos damos cuenta que por ahí hay un niño con una auténtica cara de terror pensando ‘Si han entrado en casa de este señor, pueden entrar en la mía’. Estos detalles habituales pueden generar mucho miedo a que ‘me pueda pasar algo’, a que pueda ocurrir algo. Así que cuidado con las cosas que los niños ven, y con las cosas que les decimos. No se trata ni mucho menos de sobreprotegerles, ni de esconderles la realidad, pero son niños y hay cosas que todavía no tienen que saber. Por ejemplo, el telediario, tal y como está, un niño no lo debería ver.

Los monstruos, los vampiros… están de moda, tanto en el cine como en la televisión. ¿Hasta qué punto pueden crear o empeorar el miedo en los niños?

Cuidado con las cosas que les dejamos ver a los niños. Ahora están muy de moda monstruos, vampiros, juegos de magia, magos, malos que vuelan… Cuidado, porque hay niños que pueden tener la suficiente madurez para verlos, y no les pasa nada y no van a generar ningún miedo, pero otros con situaciones de este tipo, mensajes de este tipo y, sobre todo, con mensajes visuales, pueden generar miedos. Aunque estos personajes estén de moda, eso no implica que niños de cualquier edad puedan verlos. Estas películas son bastante oscuras, tienen efectos especiales y los niños pueden tener pesadillas o evitar irse a la cama porque van a soñar con ello. Así que mucho cuidado con lo que dejamos ver a los niños.

 ¿Cuándo se considera que los miedos de los niños son un problema?

Hay etapas en las que evolutivamente hablando es normal tener miedo, pero si empezamos a ver que el niño deja de hacer determinadas cosas, que su nivel de angustia o de ansiedad ya empieza a ser muy elevado, que por mucho que yo me enfade y le diga: ‘No, tienes que dormir tú solito en tu habitación’, vemos que no puede porque realmente se pone fatal o que está completamente bloqueado, hay que empezar a darse cuenta que puede estar pasando algo. Los miedos no tendrían por qué interferir en la vida cotidiana ni tienen que impedir que el niño se desarrolle con absoluta normalidad.

 ¿Qué es lo que nunca debemos hacer los adultos cuando un niño tiene miedo?

Lo que nunca debe hacer un adulto cuando el niño tiene miedo es transmitirle una sensación de inseguridad y de preocupación. Cuando el niño tiene mucho miedo, no sabe cómo afrontar esa situación. Cuando empiezan a ser más mayores, hay toda una serie de ideas irracionales que están en su cabeza y que están retroalimentando el miedo. Su principal fuente de seguridad y de confianza generalmente son sus adultos de referencia, su padre y su madre. Él observa completamente la cara del padre y de la madre en esa situación. Si nosotros, en ese momento, estamos angustiados, no porque tengamos miedo igual que el niño, sino porque ver a mi hijo en esa situación me genera mucha angustia, el niño lo que vive es: ‘Esta situación es peligrosa, hay que tenerla miedo porque fíjate cómo está mi madre’, él está interpretando esa cara que nosotros tenemos de preocupación por el niño como ‘esto es peligroso, yo tengo que tener ese miedo’. Y al final se produce una retroalimentación del miedo. Así que cuando el niño tenga miedo, tenemos que hacer un ejercicio casi de teatro, para que el niño nos vea sin ninguna angustia ni ningún miedo, sino que en todo momento le transmitimos seguridad, serenidad y confianza.

 ¿Cuándo necesita ayuda profesional un niño a causa de su miedo? ¿Dónde está el límite?

Cuando vemos que el niño, por mucho que lo hemos intentado, hablando y razonando, realmente no puede y su nivel de angustia es muy elevado. Los niños con miedo se quedan completamente pálidos, empiezan con taquicardias, se paralizan, y lo pasan mal. Cuando vemos que no puede afrontarlo, conviene ponerse en manos de un especialista, sobre todo porque hay una cosa que conviene destacar y es que los miedos son expansivos. Empezamos teniendo miedo a una cosita y si no lo atajamos, si no lo superamos, si no nos exponemos y nos damos cuenta de que ese miedo se puede superar, el miedo va creciendo cada vez más y terminamos teniendo miedo a más cosas.

Fuente: www.guiainfantil.com