Utilizar un determinado tono para pintar las paredes de tu hogar puede conseguir que luzca más grande, luminoso y con estilo.
Además de influir en el estado emocional, un color bien elegido y utilizado en la decoración hogareña, es capaz de mejorar el aspecto del ambiente y el bienestar de sus habitantes o visitantes.
El color influye en el comportamiento y el humor de la persona, y ejerce un marcado efecto fisiológico, señala el doctor Miguel Pros Casas, experto naturista en cromoterapia.
En el hogar, los colores cálidos dan sensación de alegría y ayudan a mejorar el rendimiento en el trabajo; el naranja puede reavivar una actitud letárgica y es aconsejable para el comedor, la cocina o el cuarto de juego de los niños.
El verde azulado o el melocotón proporcionan un ambiente más confortable y llevadero durante períodos prolongados.
Los tonos marfil, crema o melocotón son adecuados para suavizar los espacios abovedados y para compensar la falta de luz natural.
Al pintar una casa, se pueden conseguir algunos efectos ópticos. Al elegir la pintura hay que tener en cuenta que para que un espacio parezca más amplio, conviene reducir la gama cromática. Un color claro y uniforme hace que el ambiente se perciba más desahogado. Para que un techo alto de la sensación visual de ser más bajo, ha de pintarse de un color intenso, a partir de una determinada altura de la pared; si se quiere dar la sensación de que el techo es más elevado, hay que pintarlo más claro que la pared.
Para un cuarto frío son convenientes los rojos o mostazas, que le confieren más sensación de calidez, mientras que para uno caluroso, lo ideal es el azul o el gris, dos colores fríos.