El chupete es, al parecer, un objeto indispensable en la canastilla de un bebé.
Esta pieza existe desde mucho tiempo atrás, aunque no de la forma en que lo conocemos ahora. Antiguamente se utilizaba una muñequilla de tela empapada en agua azucarada.
La función, como casi todo el mundo supone, es consolar y tranquilizar al bebé. De hecho, esta palabra significa en varios idiomas algo así como consolador (pero también atontador como por ejemplo dummy en inglés).
Algunos bebés necesitan estar chupeteando continuamente o de lo contrario, lloran.
Otros bebés utilizan diferentes recursos para auto-consolarse o auto-tranquilizarse, como puede ser chuparse el dedo o la lengua. Sin embargo, hay bebés que no necesitan nada.
En cualquier caso, la mejor forma de tranquilizar al bebé es tomarlo en brazos.
¿Es necesario su uso?
Cuando un bebé recién nacido llora, es frecuente que alguien bien intencionado intente ponerle en la boca un chupete, aunque seguramente lo que necesita es mamar. Lo habitual es que el bebé lo escupa y le den náuseas. Es su forma de decir que no lo quiere ni lo necesita.
Los bebés a quienes no se limita el acceso al pecho materno durante los primeros meses no necesitan chupar el dedo ni un chupete. El uso del chupete no es necesario ya que el bebé no logra ninguna otra habilidad o capacidad cuando crezca.
Sólo sirve de consolador, pero hay otras formas eficaces de consolar como tomar al bebé en brazos, cantarle, hablarle…
¿Tiene efectos negativos?
Se conocen varios efectos negativos para el bebé como:
1.- Puede dificultar el inicio de la lactancia materna.
Chupar del pecho materno es muy diferente de chupar una tetina de plástico. En el caso de que el bebé está aprendiendo a mamar, ponerle en la boca otro tipo de boquillas (sea de chupete, o de biberones) puede confundirle. Además, cuando mama, el bebé mueve la lengua de modo muy diferente a cuando chupa chupete o toma por boquilla.
El llamado síndrome de confusión del pezón pueden producirlo los chupetes, las diferentes tetinas con que a veces se da al bebé de pocos días agua, infusiones o suplementos de leche y las pezoneras de silicona.
Existen muchos modelos y siluetas de tetinas y chupetes. Algunas pretenden ser más o menos anatómicas, pero ninguna es igual que el pecho de la madre.
En general, todas pueden confundir al bebé. Por eso, no se recomienda poner chupetes a los bebés hasta que la lactancia materna esté bien establecida. O sea, cuando el bebé sabe mamar bien y la producción de leche por la madre está bien establecida.
Hay múltiples estudios que demuestran que el empleo de chupetes tiene un efecto negativo sobre la duración de la lactancia materna.
2.- Puede favorecer el desarrollo de infecciones de la boca.
La más frecuente es la producida por hongos (candida albicans), llamada muguett. Esta infección es frecuente en los bebés de pocos meses debido a que apenas tienen saliva, la cual tiene un efecto protector.
Otra clase de infección son las caries. Hace años se acostumbraba untar el chupete en azúcar, miel o leche condensada.
En efecto, el bebé se quedaba callado, pero… el resultado eran caries en los dientes de leche, que tenían como consecuencias dificultades para aprender a masticar, flemones y pérdida de algunas piezas dentarias.
3.- Puede favorecer el desarrollo de anomalías dentarias.
Los bebés que tienen el chupete puesto mucho tiempo, suelen desarrollar de forma anormal la forma de sus mandíbulas. Por lo general, hace que la arcada superior quede por delante de la inferior. Esto se llama maloclusión que puede ser más o menos intensa.
En algunos bebés los dientes de arriba no encajan con los de abajo, formando una mordida abierta. Esto es más fácil que ocurra si el chupete tiene un eje duro en medio de la tetina.
Los bebés que utilizan chupete suelen respirar por la boca en vez de hacerlo por la nariz. Esto favorece el desarrollo de anomalías del paladar, ya que se eleva, fomenta la aparición de deformidades de la cavidad bucal y facilita infecciones de vías respiratorias.
4.- Puede favorecer la aparición de infecciones del oído.
Esto se debe a que el bebé respira por la boca y no cierra bien la trompa de Eustaquio al tragar la saliva.
Además, es más probable que el bebé que usa chupete esté siendo alimentado con leche artificial, que en ocasiones penetra por ese mismo conducto (sobre todo si le dan de comer acostado).
Y, lógicamente, si toma biberones, carece del efecto protector de la leche materna.
Recomendaciones para el uso del chupete
1.- No se debe ofrecer hasta que la lactancia materna está bien establecida.
2.- No imponérselo al bebé si éste demuestra desagrado (náuseas) o lo echa afuera. No es necesario acostumbrarse al chupete.
3.- Usarlo sólo cuando no es posible tomar al bebé en brazos y consolarlo con nuestro contacto.
4.- Lavar y esterilizar el chupete a menudo, ya que puede ser fuente de infecciones como los hongos.
5.- Jamás sujetarlo con cintas o cadenas al cuello, pues existe riesgo de asfixia. Es mejor que esté suelto. O bien sujeto con cadena de plástico a la ropa.
6.- Cambiarlo a menudo, pues los chupetes se deforman.
7.- Usarlo lo menos posible y suprimirlo antes de los 2 años, para evitar deformaciones de la boca y los dientes.