Definitivamente la manicure francesa se ha convertido en nuestra favorita, debido en primer lugar a que luce muy elegante y delicada y además combina a la perfección con cualquier tono de lápiz de labial que llevemos.
Este tipo de manicura aporta a nuestras manos (y a nuestra imagen) un look muy limpio y elegante, además de hacerlas lucir bellas y bien cuidadas.
Vamos a hacer algo de historia y conocer cómo se originó: Se dice que los inicios de este estilo se remontan a aquellos tiempos es los cuales hombres y mujeres abrillantaban sus uñas con la piel de un animal, el gamo. Para conseguirlo se frotaban esta piel sobre la superficie de las uñas, estimulando la circulación sanguínea y logrando un color rosa intenso en la uña, mientras el borde se mantenía inmaculadamente blanco.
Sin embargo la estética norteamericana le adjudicó el nombre de manicura francesa al observar la técnica y la pulcritud del acabado que según su criterio no podría provenir sino de un estilo decididamente francés.
Ahora que ya conocemos la historia de la manicure francesa, aprendamos a realizarla a la perfección llevando a cabo los siguientes pasos:
Suaviza la uña: Como se trata de una manicura muy natural y transparente, debemos preparar la uña alisando su relieve, suavizando su textura y protegiendo su estructura laminar. Una forma muy sencilla de hacerlo es frotar por la superficie un taco o lima pulidora, que actúa a modo de exfoliante de la uña, a la vez que deja un tacto extremadamente suave. Debemos utilizar la lima o taco delicadammente sin restregar sobre la superficie de la uña. Luego proceder a darle forma, redondeando las puntas para mejorar su aspecto.
Lápiz blanco: Con la uña ya brillante, procedemos a pintar la punta blanca, característica de este tipo de manicura, utilizando un lápiz blanco de textura untuosa. Antes de aplicarlo se debe humedecer en agua y después pintar la uña por el interior. Está técnica es rápida y fácil, aunque la desventaja es que su duración es limitada porque el trazo blanco va desapareciendo a medida que nos lavamos las manos.
Con moldes adhesivos: La opción del uso de los moldes adhesivos especiales que solo dejan libre el borde de la uña, resulta más fácil y cómoda cuando llega el momento de extender el esmalte de color blanco. Si deseamos conseguir un blanco más intenso y a la vez asegurar mayor duración aplicaremos una segunda capa y una vez que haya secado completamente, se retiran los moldes.
Esmalte transparente: Sea cual sea la técnica elegida al final debemos aportar brillo al resto del cuerpo de la uña para conseguir el contraste de color entre ambas zonas. Podemos optar por aplicarnos esmalte transparente, rosa o beige. Este tipo de manicura aportan a la mano un look muy limpio y elegante, además de hacerlas lucir bellas y bien cuidadas.
Fuente: Web de la Belleza.
Definitivamente la manicure francesa se ha convertido en nuestra favorita, debido en primer lugar a que luce muy elegante y delicada y además combina a la perfección con cualquier tono de lápiz de labial que llevemos.
Este tipo de manicura aporta a nuestras manos (y a nuestra imagen) un look muy limpio y elegante, además de hacerlas lucir bellas y bien cuidadas.
Vamos a hacer algo de historia y conocer cómo se originó: Se dice que los inicios de este estilo se remontan a aquellos tiempos es los cuales hombres y mujeres abrillantaban sus uñas con la piel de un animal, el gamo. Para conseguirlo se frotaban esta piel sobre la superficie de las uñas, estimulando la circulación sanguínea y logrando un color rosa intenso en la uña, mientras el borde se mantenía inmaculadamente blanco.