No es sorpresa para nadie que nuestro país haya experimentado una baja significativa en cuanto a la cantidad de hijos que hay en cada familia. En la década de los 60 las mujeres tenían un promedio de 5 hijos y ahora sólo alcanza a uno por madre.
Si bien la disminución de natalidad puede deberse a distintas causas como el aumento de escolaridad de las mujeres, su inclusión al campo laboral y la utilización de métodos anticonceptivos, hay un factor bastante importante que afecta la posibilidad de quienes quieran tener un hijo, un enemigo silencioso: la obesidad.
La profesional Karin Papapietro, nutrióloga de la red clínica de la Universidad de Chile, asegura que mientras más severa sea la obesidad, hay un aumento en la resistencia a la insulina y además se alteran los niveles hormonales. “El tejido graso es productor de hormonas, entonces al tener un exceso significativo de grasa hay cambios en los niveles hormonales. Muchas veces crecen los niveles de hormonas masculinas, con lo cual se pierde el equilibrio entre las dos”.
Cabe destacar, que con exceso de grasa en el cuerpo, también puede existir la posibilidad de que haya un aumento de estrógeno, hormona sexual femenina, bloqueando que los óvulos lleguen a la pared de los ovarios, lo que hace muy difícil la tarea de concebir. Casi el mismo efecto de las píldoras anticonceptivas.
La doctora señala que con grandes cantidades de grasa se altera la posibilidad de una ovulación normal para que exista una fecundación exitosa. “No hay producción adecuada en número o calidad de óvulos suficientes”, recalca. Asimismo, puede haber una alteración en el ciclo hormonal normal de la menstruación, incluyendo presión arterial alta, lo que también afecta a la fertilidad.
Fuente: vidayestilo.terra
