Las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte en nuestro país, y dentro de ellas, la más común es el infarto agudo del miocardio, conocido popularmente como “ataque al corazón”.
Los síntomas más comunes de esta enfermedad, que según cifras del Ministerio de Salud le quita la vida a más de 8 mil chilenos cada año, son una fuerte opresión en el pecho, sensación de falta de aire, sudoración fría, mareos y nauseas, e irradiación del dolor a base del cuello, hombros, brazo izquierdo y espalda.
“Esta grave enfermedad se produce por el estrechamiento progresivo de las arterias coronarias, por la acumulación de lípidos y tejido fibroso en sus paredes internas”, explica el Dr. Juan Carlos Ponce, cardiólogo y Director Médico de Help.
Desde que se inician los síntomas, el paciente tiene alrededor de cuatro horas para recibir tratamiento que pueda ser efectivo y así evitar secuelas irreversibles. Por eso, es fundamental reaccionar lo más rápido posible para que la persona reciba asistencia médica, y así evitar consecuencias que pueden incluso ser mortales.
Una vez en el centro de salud, el infarto se trata a través de fármacos y por medio de procedimientos como la angioplastia. En estos casos, los fármacos más utilizados en la fase aguda son los ‘trombolíticos’, que intentan disolver los trombos que obstruyen las arterias coronarias en los infartos.
La prevención es fundamental
La obesidad producto de la mala alimentación, la ausencia de actividad física, el tabaquismo y la hipertensión son algunos de los principales factores de riesgo de este tipo de enfermedad cardiovascular. Por eso, para prevenir los infartos cardiacos, es fundamental mantener controlados estos factores.
“Se debe mantener una alimentación saludable, con moderada ingesta de grasas saturadas y sal. Además, es importante practicar ejercicio moderado para mantener un buen estado físico, y por supuesto no fumar”, recomienda el especialista de HELP.
Una vez producido y controlado el infarto, el paciente debe seguir algunos cuidados como tener controles médicos para determinar factores de riesgo, seguir un tratamiento farmacológico para disminuir la fuerza del trabajo del corazón, inactivar a las plaquetas, disminuir los valores de colesterol y estabilizar la placa de ateroma, y por último, un plan de ejercicios físicos con control médico permanente, durante por lo menos seis meses.
Debido a la alta tasa de mortalidad de este tipo de enfermedades, la principal recomendación es seguir las indicaciones de los especialistas y así disminuir el riesgo de sufrir un infarto, que una vez producido, puede causar la muerte o dejar secuelas irreversibles en la vida del paciente.
Fuente: vidayestilo.terra.cl