Amar y ser amados es una necesidad de los seres humanos. Y uno de los elementos más importantes en este sentido es la atracción interpersonal que sentimos, esto es, la tendencia o predisposición de una persona a evaluar más o menos positivamente a otro y con ello nos acercamos o alejamos de esa persona (Sangrador, 1982).
Existen una serie de factores que nos llevan como un termómetro a la atracción y puede ir desde tener simpatía por alguien hasta sentir un amor apasionado. Aunque en la complejidad de la conducta humana, la atracción se debe a una multiplicidad de causas entre la cuales se destacan:
• La proximidad física, la cual incrementa las posibilidades de interacción, pues tendemos a elegir amistades cercanas a nosotros tal es el caso de compañeros de trabajo, escuela o vecinos;
• Otros de factores socialmente deseables son: la belleza física, la inteligencia, la generosidad, la similiaridad de actitudes, la complementariedad de conductas (introvertido – extrovertido) la reciprocidad de conductas, esto es, tenemos aprecio por quien siente aprecio por nosotros.
Todos estos factores provocan un efecto de halo y si evaluamos positivamente a una persona en un rasgo, lo extendemos a otros comportamientos más, pero una relación basada únicamente en alguno de estos aspectos nunca da resultado más adelante si lo tomamos como soporte para mantener viva la relación de pareja.
En la atracción tenemos recompensas reales o esperadas y generalmente son recíprocas, pero cuando hablamos del amor es posible amar a quien no nos recompensa en absoluto pues en ocasiones se basa en recompensas imaginarias que el otro nos dará.
Se han identificado diferentes “Componentes del amor” (Nadelsticher, citado en Díaz 1996):
• Pasión: conformada por la interdependencia emocional, la atracción física y un nivel bajo de indiferencia.
• Intimidad: conformada por altruismo, admiración y tenerse en cuenta.
• Compromiso: conformada por la baja desconfianza en el otro, alto respeto mutuo y baja incompatibilidad en los objetivos de la relación.
Lee (1977), estableció algunos tipos o estilos de amor entre los cuales se destacan:
• Eros o erótico: con fuertes deseos de estar y tocar al ser amado, es básicamente placer sexual sostén,
• Ludus o lúdico: es como un juego, agradable, sin compromiso y la mentira forma parte de él,
• Fraternal: sin locura, con afecto natural, tranquilo, casi de hermanos, sin excitación sexual.
• Manía: es una mezcla de amor erótico y amor lúdico o de juego.
• Pragma o pragmático: es el amor por conveniencia, económica, social, emocional, o cualquier área de la vida que se quiera resolver y está pendiente.
• Agape o espiritual: es un amor para darse al otro, de autosacrificio, es reflexivo e incondicional.
Ahora bien, según el sexólogo John Money, todos tenemos un mapa de la sexualidad que se forma desde las etapas más tempranas de nuestra infancia y guía nuestra vida futura. Y el concepto de amor y erotismo forma parte de este mapa.
El erotismo es el amor apasionado, el deseo sensual que entra por todos los órganos de los sentidos (oído, gusto, tacto y visión), es todo lo relacionado con la sexualidad, con el hecho de ser hombre o mujer y no solamente el acto contacto sexual.
El erotismo es un pilar muy importante que permite que una pareja no pase a ser una relación de hermanos o amigos y en caso de empezar a desgastarse de pauta a que alguno de los miembros de la pareja se inicie en la búsqueda de una relación complementaria.
Existen algunos agentes amenazantes del erotismo algunos de orden fisiológico como la menopausia o la andropausia las cuales entre otros síntomas alteran los niveles hormonales de hombres (testosterona) y mujeres (estrógenos) y disminuyen el apetito sexual de la pareja.
Otros agentes psicosociales amenazantes se deben a la propia convivencia de la pareja como las diferencias entre ellos, la rutina, la salida de los hijos o nido vacio, los problemas cotidianos, el cambio en las metas de ambos o de alguno de ellos, la presencia de una tercera persona o una relación complementaria, alguna enfermedad discapacitante, no poner atención a la pareja, dedicarle más tiempo a los hijos o la familia, la presencia de violencia o silencio como forma más común de comunicación, las relaciones de poder y en donde ninguno de los dos quiere ceder, dejar de ser novios y tener atenciones hacia la pareja, dejan de expresar su intimidad, sentimientos y emociones, suponer que la pareja ya nos conoce y sabe lo que deseamos, hacerle responsable al otro de hacernos felices, convertirse en la madre o el padre de la pareja, no respetar los espacios de crecimiento personal de la pareja, creer que todas las relaciones con el paso del tiempo se deterioran y se marchitan, dejar de lado los elementos positivos que unieron a la pareja, sentir apatía hacia la vida, descuidar nuestra apariencia física, desatender a nuestra pareja, dejar de invertir tiempo dinero y esfuerzo en todo menos en rescatar la relación de pareja.
Podemos convertir todo este desgaste natural por el que pasan todas las parejas en un espacio de crecimiento, entendimiento, respeto, atenciones, solidaridad, empatía, compañía, honestidad, comunicación y renacimiento del amor.
El erotismo puede ser un motor fundamental para rescatar la relación de pareja, pero necesitamos saber que tanto factores fisiológicos como psicosociales atentan contra este y por consecuencia contra la pareja.
Su rescate no solo representa una actitud positiva hacia el ser amado sino debiera de ser una actitud hacia la propia vida.
Hacer lo mismo todo el tiempo desgasta hasta las estructuras más fuertes y el primer paso para cambiar es crear la conciencia que necesitamos prepararnos para mantener viva la llama del deseo y del amor.
Sugerencias para el cambio
* Date un tiempo para disfrutar con tu pareja independiente de la convivencia con tus hijos, la familia o los amigos.
* Visita una sex shop donde puedes encontrar juegos y juguetes divertidos.
* Permítete hablar de tus deseos y emociones relacionados con tu propia pareja.
* Re-aprender a tocarse y explorar el cuerpo de la pareja como si fuera la primera vez.
* Si nos vestimos para ir a trabajar, también nos podemos vestir para amarnos y encender la llama de la pasión.
* Puedes iniciar una conversación erótica mediante los correos electrónicos o los mensajes de celular. Solo evita prestar tu compu o tu teléfono para que la intimidad la vivas solo con tu pareja.
* Si antes no has tomado la iniciativa para iniciar un contacto íntimo es tiempo para hacerlo.
* Dense la oportunidad de salir a los lugares que visitaban cuando inició la relación o a otros nuevos (cine, teatro al hotel, por ejemplo).
Si has intentado antes reavivar el erotismo y no te ha funcionado es tiempo de que se pongan en manos de un asesor experto.
Autor: Juan Antonio Barrera Méndez
Fuente: psicoactiva.com