Los niños con sobrepeso
Es preocupante el elevado número de niños que en nuestro país muestran un claro sobrepeso. De este porcentaje, una minoría son obesos; que pueden sufrir algún tipo de enfermedad metabólica que determina esa acumulación excesiva de grasa. Por el contrario la gran mayoría restante de estos niños, están obesos; es decir, ese sobrepeso ha sido determinado básicamente por factores psicológicos, familiares o culturales.
Tanto los que corresponden a un grupo como al otro, son pequeños que muestran un trastorno, y lo aconsejable es, naturalmente, remediarlo cuanto antes.
A continuación respondemos a las preguntas más importantes acerca de la obesidad.
¿Por qué se produce la obesidad?
Una persona se vuelve obesa cuando ingiere más calorías de las que gasta. Esas calorías se acumulan, en forma de grasa, en unas células llamadas adipocitos. Hay obesos que tienen estas células muy llenas (obesidad hipertrófica); y otros que tienen más cantidad de adipocitos de lo normal, lo que da lugar a la llamada obesidad hiperplasia.
¿Puede aumentar el número de adipocitos en un niño?
En ciertos períodos, como la primera infancia y la pubertad, los adipocitos se reproducen. Si se alimenta incorrectamente al niño durante estas etapas, se corre el riesgo de aumentar excesivamente la cantidad de estas células, lo cual favorece la formación de la obesidad en el niño.
Muchos padres dejan que sus hijos engorden suponiendo que «ya adelgazará cuando sea grande»; esto es, evidentemente, un grave error.
¿Es hereditaria?
Tanto el hambre como saciedad son regulados por hipotálamo, por transmisión química, pero aún no están totalmente claros estos mecanismos. Parece ser hereditaria la cantidad de alimentos que ingieren hasta sentir saciedad los padres que comen mucho suelen tener hijos que comen más de la cuenta también.
En un estudio realizado con gemelos que han sido separados y criados en distintos hogares, se llegó a la conclusión que la obesidad es, en parte hereditaria. En este estudio vio que la mayoría de los niños obesos tienen padres que también lo son. Así, si ambos padres tienen un peso normal, en un nueve por ciento los casos los hijos serán gorditos; en cambio, si uno de padres pesa más de la cuenta los hijos tendrán el 41 por ciento de posibilidades de pesar más. La cifra aumenta si dos padres son obesos; en estos casos el riesgo de gordura eleva al 73 por ciento.
¿El incremento excesivo de peso puede ser consecuencia de una enfermedad?
Algunas lesiones del sistema nervioso central y ciertos problemas endocrinos, como, hipotiroidismo, pueden causar este síntoma. Lo mismo que el exceso de corticoides, bien sean éstos producidos por el organismo o tomados para combatir otra enfermedad.
El exceso de kilos en los niños es un problema importante, no sólo por sus consecuencias psíquicas, sino también porque los pequeños «rellenitos» pueden llegar a ser adultos obesos.
¿Cuándo se considera que un niño es obeso?
Cuando pesa un 10 por ciento más de lo que indican las tablas como peso ideal para su edad se considera que es gordo, y obeso cuando sobrepasa en un 20 por ciento (o en más) la cifra que estas tablas muestran como el peso adecuado.
¿Qué deben hacer los padres cuando descubren que su hijo pesa más de la cuenta?
Lo aconsejable es acudir al pediatra y de esta forma poner remedio a ese aumento de peso y evitar que llegue a convertirse en un gordito o, en el peor los casos, en un obeso.
¿En qué consiste el tratamiento?
La obesidad infantil es fácil de corregir, sobre todo cuando no está asociada a ninguna enfermedad. Una dieta adecuada, que regule la ingestión de azúcares y grasas, que sea abundante en verduras y frutas, da resultado. Por lo general, no es necesario recetar medicamentos a los niños gorditos.
¿Qué peligros físicos entraña la obesidad?
Prácticamente ninguno durante la infancia. El más grave de todos es que determina una obesidad cuando sea adulto, y es entonces cuando conlleva grandes riesgos, por ejemplo, las cardiopatías.
¿Qué medidas pueden tomar los padres de un niño obeso?
Además de llevarlo al pediatra, los padres deben evitar ofrecerle «comida rápida» (papas fritas, galletitas dulces, caramelos). También es muy importante que jueguen con él para que se mueva y haga ejercicio.
Los trucos de los padres
La ayuda más importante que puede brindar los padres a un gordito es apoyarlo y evitarle todo tipo de tentaciones.
* No deje la comida a la vista del niño.
* No compre nada que tenga que prohibir a su hijo.
* Toda la familia se pone en guardia, no que se trata de no comer lo nunca se ha debido comer., nadie sufre por no comer dulces, tortas, gaseosas etc..déjelos para las fiestas.
* Si sobra un panqueque, hacerlo desaparecer de su vista; de otro modo, será seguramente él quien lo coma.
* Sirva platos pequeños, es raro que pida repetición
* Establecer un lugar fijo para comer. No permitir que lo haga viendo la tele o leyendo.
Un régimen psicológico
La gordura no es sinónimo de salud o felicidad. «La popular imagen del gordo feliz«, no es más que un mito -, porque la mayoría de los niños obesos son intensamente desdichados. No solo tienen que enfrentar a las burlas y rechazos de los otros niños sino que, además, se ven a sí mismos como algo desagradable. Llegan a vivir su gordura como una especie de desgracia que les ha caído encima cuando lo cieno es que está motivada por malos hábitos adquiridos poco a poco. Si recibe un chocolate cuando está triste, papas fritas cuando se cae en la plaza y, cuando se aburre, una porción de torta el niño puede llegar a confundir cualquier sensación desagradable con el hambre. Con este aprendizaje erróneo, la ansiedad, el aburrimiento o la depresión, lo llevarán inexorablemente a la cocina, donde encontrará un consuelo inadecuado.
Si él no adelgaza cabe pedir ayuda. Se hace una evaluación de sus hábitos alimenticios: cuánto come, cuándo, ante qué situaciones, etc., para poder modificar su comportamiento, y se pacta con él la cantidad y calidad de alimentos que ha de ingerir. Seguramente el niño va a cometer errores, pero se trata de que reduzca cada vez más el número de ésos».
Doctor Pedro Barreda
pediatraldia.cl