No cuentes calorías, ni gramos. Come en colores. Si mezclas al día 4-5 colores distintos en tu mesa, te estarás asegurando que tu salud recibe lo que necesita.
Mira cómo.
Una alimentación variada es una de las claves para que comamos todo lo que necesita nuestro organismo. A veces nos cuesta saber qué cantidad de esto o aquéllo es lo adecuado, qué significa “una ración” o andar pensando en grasas monoinsaturadas, flavonoides o ácidos omega-3.
Del boom de esta forma de comer ha tenido la culpa un best seller publicado por James Joseph, del Centro de Investigación sobre la Nutrición Humana del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos, que se basa en el contenido de distintas sustancias de las verduras y frutas, los alimentos más coridos, y su efecto rejuvenecedor del cerebro, protector del corazón y de un largo etcétera de bondades.
En realidad se refiere, ni más ni menos, a esos fitoquímicos de las frutas y verduras que están tan de moda por ser antioxidantes y que tienen esos nombres tan complejos y la necesidad repetida constantemente por los nutricionistas de consumir 5 raciones de frutas y verduras diarias. Pero puesto en un código de colores resulta más fácil y divertido, ¿no?
Las reglas de una dieta en colores
Los colores básicos son blanco, verde, naranja, amarillo, rojo y violeta. Cada grupo de color en los alimentos tiene una combinación específica de nutrientes que nos ayudan a estar mejor cada día.
No hace falta que pongamos todos los colores de una vez en el plato. Lo importante es que a lo largo de toda la semana comamos alimentos de colores diferentes.
La fruta y la verdura debe consumirse, preferiblemente, cruda. Pero si la vas a cocinar, cuida las técnicas para que no se pierdan vitaminas como la C. Puedes optar en ocasiones por productos procesado de calidad (congelados o cremas de verduras) basados en estos alimentos.
La base científica
Las frutas y las verduras aportan, además de vitaminas, hidratos, minerales, fibra, proteínas, en fin, esos nutrientes que también tienen otros alimentos, otras sustancias que aún se están investigando: los fitoquímicos. Los vegetales, en su adaptación natural, han desarrollado estos protectores que les ayudan a combatir desde las infecciones micóticas hasta las bacterianas y a superar las inclemencias y las presiones de su entorno. Ahora nos los pasan a nosotros a través de la comida.
Muchas de sus bondades están aún en proceso de investigación, pero ya se sabe que son maravillosos aliados de nuestra salud.
Los más conocidos hasta la fecha son:
Licopeno (pigmento rojo), para afecciones cardiacas, cáncer de próstata
Compuestos de azufre, como la saponina alicina, para infecciones, aumento del colesterol, tumores Beta-caroteno (pigmento anaranjado), para alteraciones pulmonares malignas.
Isotiocianato, contra el cáncer de pulmón.
Quercetina, para afecciones cardiacas y evolución celular cancerosa.
Ácido elágico, protege de la intoxicación por el humo del tabaco.
Terpeno, contra úlceras y caries.
Comer en blanco
Por qué: los alimentos de color blanco son ricos en fitoquímicos, como la alicina, un potentísimo antioxidante, y en potasio. Se encuentra en frutas como la chirimoya, el melón en su parte blanca o la pera. Entre las verduras, en ajo, cebolla, coliflor, champiñón, endibia, espárragos
blancos, nabo y puerro.
Nos ayudan: a reducir los niveles de colesterol, disminuir la presión arterial, prevenir la diabetes de tipo II
Comer en naranja y amarillo
Por qué: el color naranja o amarillo indica que son alimentos ricos en beta-caroteno (pro-vitamina A), vitamina C, potasio y ácido fólico. Es el caso de albaricoque, limón, mandarina, mango, melocotón, naranja, níspero, papaya y piña, así como de la calabaza y zanahoria.
Nos ayudan: a tener una buena visión, mantener una piel sana y reforzar nuestro sistema inmunitario.
Comer en verde
Por qué: los alimentos de color verde son ricos en luteína, potasio, vitaminas C y K y ácido fólico. Entre las frutas verdes, destaca el aguacate, kiwi y uva verde. Entre las hortalizas, acelga, alcachofa, brécol, guisantes, calabacín, col, espárrago verde y espinaca.
Nos ayudan: por su alta cantidad en ácido fólico, son muy importantes durante el embarazo para reducir el riesgo de malformaciones fetales, mientras que la luteína es un potente antioxidante que se encuentra en las hortalizas de hoja verde y que ayuda a mantener una buena visión.
Comer en rojo
Por qué: el rojo indica que son ricos en poderosos antioxidantes, como los fitoquímicos licopeno y antocianinas. Es el caso de la cereza, frambuesa, fresa, granada, manzana roja y sandía. Y entre las hortalizas, pimiento rojo, rábano y tomate (mejor aún procesado, como le tomate frito).
Nos ayudan: a tener una mejor salud cardiovascular, mantener una buena memoria, disminuir el riesgo de cáncer y disminuir el riesgo de enfermedades del sistema urinario.
Comer en violeta
Por qué: son ricos en antioxidantes y fitoquímicos. Sobre todo, arándanos, ciruelas, higos, maracuyá, moras y uvas negras. Y entre las hortalizas, berenjena, col, lombarda y remolacha.
Nos ayudan: a combatir el envejecimiento, disminuir el riesgo de algunos tipos de cáncer, mantener la salud del tracto urinario y preservar la memoria.
Fuente: Cocina Ligera